La actriz española Margarita Xirgú partió de gira con su compañía desde España hacia América en enero de 1936.

El dramaturgo y poeta Federico García Lorca promete encontrarse con ella unos meses más tarde en México, pero estalla la Guerra Civil Española que toma al autor como parte de sus víctimas siendo uno de los primeros asesinados por esa dictadura.

La actriz no puede regresar a su patria y toma la decisión de mantener viva la obra del poeta en toda América, siendo Yerma uno de los textos más interpretados y dirigidos por ella durante su exilio que se extiende hasta su muerte, 33 años después.

Dalias de dormida luna juega desde la poesía con los recuerdos y los personajes del pasado que se alojan en el cuerpo de la actriz, junto con la fragilidad del exilio y la carga dramática de la obra lorquiana en la promesa de un reencuentro que tarda en llegar.

Palabras de un colega cubano


DALIAS DE DORMIDA LUNA. 
Teatro exquisito                                                                
La noche de San Valentín nos trajo a los enamorados un regalo del grupo argentino TEATEATRO.  En la sala del Ateneo de nuestro Teatro Terry y en el marco del IV FESTIVAL DEL MONÓLOGO LATINOAMERICANO y PREMIO TERRY, se presentó DALIAS DE DORMIDA LUNA
escrito e interpretado por Andrea Juliá y bajo la dirección de Horacio Medrano.

Ambos artistas, que ya nos habían visitado en otras ediciones del Festival con su obra ABANICO DE SOLTERA, nos volvieron a conmover (pero esta vez doblando su apuesta de calidad) con un trabajo que trae a la figura de Federico García Lorca como centro de la pieza.
Este poeta, tan caro para nuestro público, que supo recibirlo en la década del ’30 para escuchar sus conferencias ofrecidas en el mismo salón en el que se presentaron los espectáculos del Festival; nuevamente se posó en la piel de Juliá para estremecernos.

La producción del grupo toma como eje de su argumento el momento en que Margarita Xirgú se despide del autor en 1936 con la promesa de un encuentro que se frustra por la muerte del poeta, a raíz de la Guerra Civil Española, dando inicio al exilio obligado de la artista que nunca regresa a su tierra.

Horacio Medrano moldea cada detalle desde una dirección integral en la que la puesta en escena se plasma desde un fino trabajo en equipo adonde la síntesis es delicada y profunda, colocando cada elemento como piezas de ajedrez.
Todo se fusiona armónicamente: música, vestuario, utilería, actuación, escenografía, texto.
El tratamiento del color, el dominio del espacio. Los elementos y las cadenas de acciones justificadas. Los rojos, el color vino de la ropa, tan característico de una época. Los objetos estratégicamente usados. Cada imagen capturaba al espectador a través de los sentidos: la carta, el barco, los tiros asesinos en Granada. 

Esa noche Lorca vivió y murió en escena desde la construcción de imágenes muy fuertes como la del traje vacío con las flores. Sublime. Ahí estuvo él sin duda. Y ahí estuvo Margarita; ambos en una sola actriz, Andrea Juliá, llenando el escenario desde su hábil manejo de la escena, la expresión corporal y la voz a través de los resonadores.

Una puesta integral que comenzó con la música de sala que recibió al público con una atmosfera española que sutilmente se integró a la música creada para el espectáculo por Ariela Kantor adonde emerge lo argentino, lo tanguero en un estilo contemporáneo español y latino.

Una banda sonora hace que la obra profundice su condición de universal, ya dada por el tema del exilio.
DALIAS DE DORMIDA LUNA es un trabajo completo hasta en el programa de mano en el que la foto del cuerpo cortado, con la pequeña maleta en la mano, muestra una mujer en permanente viaje, una mujer dispuesta a cumplir su promesa “por los sueños”, tal como lo dice en el final.

Una belleza que los cienfuegueros disfrutamos en febrero y que esperamos volver a compartir cuando los trabajos de restauración del Teatro Terry permitan abrir sus puertas para que nuevamente Margarita Xirgú (quien estuvo en 1922 en su escenario) regrese de la mano de este grupo argentino.